El problema. O más bien mi problema.


Éramos muchos y parió la abuela.

Me encontraba allí.

En el mismo lugar que ayer, antes de ayer, la semana pasada, el mes pasado, [diferente al año pasado].

Allí todavía no existía.

Las cosas eran diferentes.

No conocía esta encantadora posibilidad de vivir mi vida en paralelo, de imaginar que estoy en otro lugar, a otra hora, comiendo algo distinto, caminando en calles que realmente no conozco, mirando a través de una ventana en la que no me he asomado y dentro de un departamento en el que aún no he estado.

¡No conocía el poder de mi imaginación!

Nunca creí llegar hasta este punto.

Antes no era así.

Mi lógica y raciocinio me forzaban a vivir con los pies muy bien plantados en el suelo.

Si no figuraba en mi condensada lista de «permitidos» era automáticamente bloqueado; si no cumplía con los «requisitos» mínimos para justificarlo, carecía de toda posibilidad.

Pero ahora, ¿Ahora qué es lo que me está pasando?

Ahora por qué tiene tanto sentido y fluye tan natural, será que todo esto no es más que una justificación que me inventé para darme el empujón que necesitaba. Así como cuando los niños se aplauden después de bailar, como cuando las mamás se repiten una y otra vez lo bien que les quedó la comida, o como cuando el profesor se siente mejor porque reprobó a casi todo un salón.

El problema es que se dice que [estas cosas] pasan cuando no tienen por qué pasar.

Que son mecanismos de nuestro cerebro que se activan para [engañarnos] y ayudarnos a transitar un camino complicado. 

Que son [ilusiones] que te sacan del [momento presente] y te alejan de un colapso, pero también de la realidad.

Entonces presumo que estoy a punto de un colapso, si no es que ya colapsé y por estar perdida en [mi otro mundo] no lo he notado.

Mi problema es que ahora que he pasado tanto tiempo sumergida en mis [ilusiones] me pregunto si ¿No será ese mi mundo real?, me pregunto si ¿No será esta la ilusión?

Paso horas cuestionando mi capacidad para distinguir [fantasía y realidad] para terminar de entender de una buena vez que muchas de las cosas que creo vivir solo suceden en mi cabeza.

¿O quizá no?

Ahora mismo estoy buscando cómo dejar una huella. 

Esta será la única manera que tendré más adelante para entender cuál era [mi mundo de fantasía] y cuál era [mi mundo real]. Intento asegurarme de conversar con alguien, de tomar algo de aquel lugar, de escribir algo sobre cemento o dejar una marca en alguien. Una marca que más adelante pueda ir a buscar, una marca que me permita asegurar que ya antes, estuve allí y que no lo imaginé.

¿Te ha pasado que idealizas algo al punto de convertirlo en irreal?

Creo que es justamente eso lo que me está pasando, son mis pensamientos haciéndome una muy mala jugada, haciéndome creer que hay algo más. 

Que lo que escucho y leo es solo la punta del iceberg, pero que si indago un poco me encontraré con una gran piedra de hielo a la que querré aferrarme tan fuerte que terminaré convirtiéndome en pingüino.

¿Dije en pingüino?
Sí, lo dije.

No querré salir de allí o quizá me aburriré de la monotonía y terminaré creando otro mundo paralelo, donde el hielo se derrita y al que frecuentemente pueda escapar.

Ese es el problema.
O más bien, mi problema.

No entiendo cómo es que las cosas pueden mantenerse igual con el pasar de los años, me aburro con facilidad, me canso de esperar y busco una salida, [real o no] para poder escapar, sentirme [libre].

Busco refugio en una montaña, helada y distante para confundirme y creer que estoy allí porque lo decidí y si llego a sentir frío es porque así lo quise, no porque la montaña no produce calor. 

Así, y solo así la responsabilidad es mía, elimino cualquier posibilidad de que alguien más influya en mi mundo, de que cambie el curso de la historia o que algo se salga de lo escrito en el guión. 

Sí, estoy convencida de que todo obedece a un guión.

Pero me aburro.
Creo que ya te lo he dicho antes.

Me aburro de la monotonía.

De la estabilidad.

De la igualdad.

De la comodidad.

Y es en ese momento en el que salgo volando de [mi realidad] y te busco en cada rincón de mi mente porque tú eres la representación más constante de mi imaginación.

Ahora mismo sigo allí.
No ha cambiado nada.

¿O ha cambiado todo?
Pero quizá yo estaba ausente mientras sucedió.

P.D.: Ahora mismo me encuentro en otro mundo, lejos de mi mundo, en un lugar desconocido y lleno de incertidumbre. Y te preguntarás si sigo creando mundos paralelos…y sí, siempre los creo.


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