La ironía de lo opuesto.


Un acertijo en desarrollo.

Muchas son las formas de describirse.

Yo aún no conseguí alguna.

Te daré muchas pistas [soy buena para esto]

¿Te gustan los juegos?

Juguemos…¡adivina quién soy! en 3,2,1…

No soy como tú, porque aunque me parezco bastante es lo [no visible] lo que me hace completamente diferente.

Soy responsable de que a mi lado tengas días [malos] y días [buenos] y el resto de los días pasará exactamente lo mismo.

¿Te gustan las montañas rusas? vivir conmigo es como nunca bajarte de una, una [bomba explosiva de emociones] y esto lo percibes solo hablando conmigo, a kilómetros de distancia, tras un monitor o sentado a mi lado tan cerca que hasta te deje tocarme.

Movimientos enérgicos, dedos y cabeza moviéndose al ritmo de la música que reproducen mis audífonos; o calma total de esa que brota en estado de letargo cuando el sonido del agua al correr me hipnotiza.

Soy ese cohete que se manda un viaje a la luna con un impulso imparable, y a la vez soy la calma en la respiración de un bebé.

Soy disposición total cuando se trata de ti.

[Límites] y [negaciones] cuando se trata de mi.

Te haré [amarme con locura] incluso sentirás que quieres consumirme, y del mismo modo querrás apartarme tantas veces que se convertirá en un juego enviciante y llegará a gustarte.

Te sentirás como la víctima que ama al victimario.

Soy ese miedo que te paraliza justo antes de subir al escenario para dar un discurso frente a miles de personas y la espontaneidad de un niño cuando ríe a carcajadas sin entender porqué y sin poder parar.

Represento incalculables filas de elementos perfectamente estructurados sin posibilidad de errores, pero teñidos por las manchas desordenadas por una explosión de emociones que surgió mientras los pintaba.

Soy tan cambiante como la brisa, un día me apasionan las estrellas, el pescado y daría todo por una libreta y al otro me produce náuseas escuchar los nombres.

Todo en mi vida es pasional, fuerte y ocurre de golpe. Le temo tanto a los cambios que los hago de golpe para no poder pensarlo.

No soy un color, soy todos los colores.

Aunque para vestir me quedo con el blanco y negro.

No soy divertida, ni aburrida.

No soy fácil, ni difícil.

Ni educada ni mal educada.

Soy todo y nada. Los extremos me definen.

Hasta ahora entiendo mi afinidad con Melendi y con Arjona, soy casi tan contradictoria como lo que escriben, pero ellos me ganan.

Soy obsesión, ansiedad, angustia y tranquilidad.

Soy literalidad, transparencia y rigidez.

Soy manía y sencillez.

Soy una expresión ilimitada y efusiva y la incapacidad de un gesto para agradecer un cumplido.

¡Pero espera!, no te asustes.

No me juzgues.

Y antes de entrar en pánico te pido que lo pienses.

Porque te lastimaré, estoy segura de que lo haré. Pero me disculparé con tanta honestidad que no podrás dudar de que me duele más a mi que a ti.

Te protegeré tanto que preferiré hacerte daño para prepararte antes de que otros lo hagan.

Y siempre estaré…no cambiaré, no porque no quiera sino porque ahora ya sé que hay cosas que no van a cambiar, con las que no voy a poder. Cosas que [sencillamente] hacen parte de mi, me definen y me han traído hasta aquí.

¿Lo lograste? o ¿necesitas ayuda?

Soy Mary.

Una mujer de 39 años menos 1 mes y hace justo 1 mes me diagnosticaron como autista.

P.D.: esta es una forma de disculparme y agradecer a quienes por años han estado allí, han estado para mi y se han aguantado todo, también sin poder entender por qué yo no podía simplemente ser igual a ellos.


2 respuestas a “La ironía de lo opuesto.”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *