Nos dimos una segunda oportunidad.


Francisco, yo decía que no volvería a pasar, pero era mentira.

Hace ya más de 8 años que tuvimos la oportunidad de conocernos. De hecho fue en noviembre del año 2012.

Fue un encuentro atropellado, porque teníamos muy poco tiempo para conocernos y generar un vínculo que nos mantuviese unidos.

Yo, lo hice con las expectativas muy altas, antes de decidirlo me prometí que en esos tres días viviría emociones indescriptibles, pasiones atrapantes y me iría con las ganas de volver. Quizá para final de año o el próximo nos volveríamos a ver. 

El primer encuentro fue bastante frío, tanto que incluso tuve que colocarme un abrigo adicional y un gorro en la cabeza, mi cuerpo comenzó a reaccionar con escalofríos y sensaciones extrañas que parecían no poderse controlar.

No sé si estaba sintiendo lo mismo que yo. Y quizá eso nos predispuso para lo que vendría luego.

Pasamos el día buscando excusas para caminar, una columna, una escultura, una fachada de colores. Todo parecía ser suficiente motivo para acercarnos, improvisar una conversación y por qué no, acercarnos para una foto.

Llegó la noche y aunque no teníamos un plan claro para el momento de dormir, sabíamos que por una cuestión de espacio estaríamos bastante cerca. Es casi imposible mantener la distancia cuando los espacios son reducidos.

Un choque accidental al entrar al baño, un roce mientras pasamos por el pasillo de la cocina, y así muchas otras ocasiones para coincidir.

El cansancio nos ganó, como te dije, pasamos el día caminando para no quedarnos a solas.

Al día siguiente despertamos y como turistas hambrientos por conocer buscamos en el mapa más razones para estar fuera de casa. Lo logramos, solo que antes de comenzar nuestro juego de indiferencia tuvimos que sentarnos en la misma mesa a comer, y acá las mesas son muy chicas.

Fue un momento incómodo, pero lo superamos.

Creo que en ese momento ni siquiera soportabamos el olor del otro.

Por la noche las cosas fueron un poco diferentes, tras una comida hecha en casa y compartir unas botellas de vino, pensábamos con menos claridad y nos dejamos llevar por la música, el clima y el hecho de estar allí [juntos].

Llegó el tercer día, lo que no pasó, ya no pasaría.

Hoy nos diríamos adiós después de poco menos de 72 horas juntos.

Creo, o al menos eso sentí, que nos miramos con desprecio mientras nos preguntamos ¿cómo es posible no habernos atrevido a ir más allá? sin decirnos algo, nos reprochamos este desastre de encuentro, sellado por la huída.

Pero dicen por allí que el destino está escrito, de hecho hay quienes afirman que lo escribimos antes de venir a la tierra, antes de reencarnar, otros dicen que es obra de Dios y hay quienes creen que son ellos quienes día a día escriben su propio destino.

¿Yo?, ¿En qué creo? 

Elijo creer en todo un poco y en nada a la vez.

Pero me encantaría conocer a ese responsable de escribir destinos.

8 años después nos volvimos a encontrar, sin que estuviese escrito en el plan original. En principio estaríamos cerca y a lo sumo nos veríamos un fin de semana, pero resultó ser que estuvimos juntos poco más de un mes. Se dice fácil, pero no se vive igual, sobre todo porque el primer pensamiento al vernos de nuevo fue de huida.

Esta vez fue distinto.

No sabría decir por qué, pero esta vez, si bien no sentí esas mariposas en el estómago que sientes cuando te enamoras, sentí algo diferente, una fuerte conexión con la sinceridad. Ya ambos sabemos lo que pensamos, tenemos historia.

¿Por qué no darnos una segunda oportunidad?

La respuesta no hace falta describirla, porque de no haberlo hecho no estaría diciendo que pasamos poco más de un mes juntos; pero de nuevo me fui y abandoné la posibilidad de un [para siempre] porque hay algo en su forma de hablar que me perturba, una incapacidad intrínseca que tengo para comprender lo que me dice y eso me parece que limitará eternamente nuestra relación.

Si no fuese por esto me enamoraría de París.

P.D.: Puedo afirmar que caminando sola por las calles de París te das cuenta de que no es la ciudad más romántica del mundo, eso es puro marketing.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *